A pesar de que no debería ser necesario hacer una fundamentación importante y elaborada acerca de la importancia que puede tener el ajedrez en el desarrollo intelectual, se han desarrollado una gran cantidad de estudios acerca de las ventajas que tiene la enseñanza del ajedrez en las escuelas, tanto de nivel primario como secundario.
El ajedrez es mucho más que un juego donde se requieren aptitudes intelectuales para jugarlo bien. Es una competencia, y como tal, requiere que los contendientes den lo mejor de sí en pos de la victoria. Esto es lo que ha hecho que en todos los lugares donde la práctica de ajedrez se encuentre incluida en la educación, los niños y adolescentes hayan conseguido una notoria mejoría en su desempeño.
Esto es producto de la búsqueda de los mejores recursos intelectuales que cada uno de los individuos debe realizar para tratar de tener los mejores resultados en la competencia. Y para conseguir estos resultados, es necesario mejorar la concentración, la creatividad, el razonamiento, la abstracción, etc.
Es obvio que estas mejoras conseguidas a través de la práctica del ajedrez terminan reflejadas en las calificaciones de los niños y adolescentes। Y no se trata de un simple ejercicio lógico, ya que estas afirmaciones están respaldadas por numerosas experiencias.
El Dr. Robert Ferguson, Jr., Director Ejecutivo de la American Chess School, publicó un estudio donde resalta las ventajas de implementar el ajedrez en los sistemas educativos, donde muestra estudios realizados en varias partes del mundo con resultados sorprendentes.
Entre estos resultados, se encuentra el plan "New York City Schools Chess Program" – NYCHESS (Programa de Ajedrez en las Escuelas de la Ciudad de Nueva York), donde los responsables del mismo concluyen que el ajedrez en la escuela aporta los siguientes beneficios a los estudiantes:
- inculca en los jugadores jóvenes un sentido de autoconfianza y autoestima;
- mejora dramáticamente la capacidad del niño a pensar racionalmente;
- incrementa las habilidades cognoscitivas;
- mejora las habilidades de comunicación en los niños y la facultad de poder reconocer configuraciones, lo cual por ende:
- da como resultado mejores notas, especialmente en las materias de inglés y matemáticas;
- fortalece el sentido de trabajo en equipo a la vez que realza las habilidades de la persona;
- enseña el valor de trabajar arduamente, concentrarse y empeñarse;
- hace que el niño(a) se de cuenta que es responsable de sus propios actos y que debe aceptar las consecuencias;
- enseña a los niños a dar lo mejor de sí para lograr la victoria, aceptando con gracia las derrotas;
- provee un foro intelectual, competitivo a través del cual los niños pueden encausar hostilidad enfocando sus energías de una forma aceptable;
- puede llegar a ser la actividad escolar más deseada, mejorando el nivel de asistencia en una forma dramática;
- permite a las niñas competir con los niños sin sentirse intimidades y en un plano social aceptable;
- ayuda a los niños a establecer amistades con cierta facilidad, ya que proporciona un escenario agradable y seguro para reunirse y discutir entre ellos;
- permite a los estudiantes y maestros observarse entre ellos en una forma más comprensiva;
- a través de la competencia, le proporciona a los niños un signo evidente de sus logros, y finalmente,
- ofrece a los niños un estilo concreto, económico y eficaz para hacerle frente a sus privaciones e inseguridades que forman parte integral de sus vidas.
Parece razonable pensar entonces que la inclusión del ajedrez en las escuelas es mucho más que la enseñanza de un juego, que se trata de enseñar a pensar a los niños y adolescentes y colaborar en el desarrollo de sus aptitudes. Para una sociedad, esto tiene beneficios no solo desde el punto de vista económico, sino también en la integración social y la convivencia.
Fuente: http://www.laplaza.org.ar/colabora/ferguson.htm
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